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Rufo’s Surfboards

En 1972 Francisco “Rufino” Tizón se embarca en la aventura de fabricar tablas de surf, y crea Rufo’s Surfboards en el “taller“ que su padre tenía en San Roque da Fora, por entonces a las afueras de Coruña, y que desde entonces pasaría a llamarse el “chabolo de Rufo”. “Era un construcción muy humilde, con paredes de bloque de hormigón y tejado de uralita, y más bien pequeño, de  aproximadamente de 4 por 7 metros. Como te puedes imaginar aquel no era el mejor lugar, sobre todo por la humedad y los cambios de temperatura, para construir tablas de surf, pero en un principio, y durante mucho tiempo, fue lo que tuve.

 

Unos meses más tarde apareció por A Coruña un surfista sudafricano que sería clave en el desarrollo del surf en Galicia. Se llamaba Darryl y era de Durban. «Nos contó, –recuerda Carlos Bremón – que trabajaba como descargador en un mercado de fruta, pero que aquella vida no le acababa de convencer. Tras pasar unas vacaciones en las Islas Mauricio, se había comprado con otro amigo un yate en el Sur de Inglaterra con el que se proponían cruzar el Atlántico, pasar el Canal de Panamá, e irse a dar unas vueltas por los mares del Sur«.

Darryl

Una avería en el timón automático del barco les obligó a recalar en A Coruña, y su compañero tuvo que volver a Inglaterra a buscar un repuesto. Lo que en principio iba a ser una semana, se prolongó un par de meses, y ese surfista se convirtió en una fuente de conocimientos valiosísima para el núcleo de A Coruña, transmitiendo entre otra información la de la técnica de construcción de tablas. “Él, en inglés, nos hablaba de “resin parafin”, y no acertábamos a saber a qué se refería. Hasta que Rufino se percató de lo qué se trataba: la resina parafina. Significó para nosotros uno de los descubrimientos más importantes para el trabajo con resinas de poliéster”.

Con la construcción de tablas adecuadas, gracias a los conocimientos aportados por Darryl, llegó una pequeña explosión de practicantes en A Coruña. Fue la época dorada de las Rufo´s Surfboards. Con el tiempo Rufino se convirtió en el «shaper» por excelencia en Galicia, llegando incluso a fabricar su propio foam.

El proceso de trabajo el taller era más o menos el siguiente. Los foams, una vez expandidos, los dejaba curar entre 20 y 30 días. Antes no se podía trabajar bien con él. Normalmente los lleva a curar al patio de la casa de mi madre, donde permanecían esos días. En el chabolo no tenía espacio, y además la humedad, o los excesivos cambio de temperatura de su interior, no eran lo ideal para el curado del foam. Pasados los 20 días aquello tenía ya otra dureza. En función de los foams que tuviese almacenados, dedicaba entre 1 y 3 días a la semana a fabricar foam. En el chabolo hacia todo el proceso de construcción de las tablas.

Tardaba aproximadamente unos tres días en fabricar una tabla, aunque bueno, no tres días de 8 horas laborables, ya que a parte de las tablas tenía otro trabajo. Además, también quería ir a surfear. Me refiero a que todas las tareas de una tabla las desarrollaba en tres días. El primer día le daba la forma al foam y la primera capa de fibra. Al día siguiente le daba la siguiente capa, y al tercero los acabados”.

En aquellos primeros años raro fue quien en Galicia no tuvo una Rufo´s Surfboards bajo sus pies. En total se llegaron a fabricar algo más de 300 Rufo’s hasta el año 1983, fecha en la que cerró el taller, pero el trabajo de Rufino fue clave para popularizar y extender el surf en Galicia.

  1972  /  Historia  /  Última actualización: noviembre 5, 2017 por Océano Surf Museo  / 

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